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lunes, 4 de abril de 2011

Evaluación y ética (utopía)

La evaluación de desempeño tiene valor formativo para todos los implicados en las acciones evaluadoras, por lo tanto es imprescindible el conocimiento, análisis y debate conjunto de las evidencias que afloren durante el proceso de evaluación.

Ahora bien, aquí estamos en presencia de un dilema de carácter ético difícil de resolver, por un lado, el derecho de los docentes a su privacidad y, por otro, el derecho público a saber, o sea, el problema está en cómo compaginar la preservación de la privacidad del docente y la conveniencia de que los demás estamentos de la comunidad escolar sean informados sobre algo que les atañe tan directamente como es el la calidad del proceso educativo del que son parte esencial, no sólo como un derecho legítimo, sino, y sobre todo, como la única posibilidad de poder participar racionalmente en el análisis conjunto del proceso de enseñanza aprendizaje que tiene lugar en la escuela.

En mi opinión, la salida a tal dilema no está en optar por una posición extrema, sino en reconocer el proceso de de enseñanza aprendizaje como responsabilidad común de profesores , estudiantes , padres y apoderados , más que relaciones jerárquicas y transmisoras - receptoras del quehacer educativo, comunidades de educativas verdaderamente participativas. Desde esta óptica, la privacidad como mezcla de lo personal y lo profesional deja de tener sentido situándose el análisis de toda acción evaluadora en el ámbito público de la escuela, donde las responsabilidades y actuaciones son, inevitablemente, cooparticipadas y de dominio público.


El evaluador debe evitar confundir coordinación y seguimiento con fiscalización o control de personas. Ha de quedar claro que el control es de objetivos y tareas, nunca de personas.

El tipo de control que se establezca ha de fomentar el autocontrol individual y grupal. Esta perspectiva hará imprescindible una buena relación interpersonal, en la que la persona perciba que se le ofrece una orientación adecuada y oportuna para llevar a término su tarea.



Para ello se deben dar las siguientes condiciones:

  1. La positiva intención de ayudar realmente al evaluado en su propia actividad con la prestación de recursos y medios.

  2. Toda persona sometida a un control debe tener la misma imagen que su jefe respecto al objetivo en función del cual va a ser controlado. De lo contrario jamás se llegará a acuerdo entre ambos.

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